Presentación del monográfico extraordinario sobre el pensamiento y la actualidad de Edith Stein.

A continuación, los lectores encontrarán una breve introducción acerca de los objetivos y los resultados alcanzados en este número especial sobre los orígenes de la filosofía fenomenológica. Los textos presentados muestran la fecundidad en las relaciones académicas e internacionales que EIKASIA, Revista de filosofía, lleva impulsando en los últimos quince años. La calidad y originalidad de esta propuesta la convierten en una referencia bibliográfica en el panorama actual de la filosofía en español.

Edith Stein (1891-1942): sobre los orígenes de la filosofía fenomenológica

Con el propósito de ampliar el alcance y la difusión del pensamiento contemporáneo, EIKASIA, Revista de filosofía, les ofrece el monográfico extraordinario número 107, dedicado a la recepción de la obra filosófica de Edith Stein. Desde el consejo de redacción de nuestra revista, les invitamos a la lectura de un completo repertorio de textos y materiales, cuya vigencia y actualidad reactivan la herencia del pensamiento europeo en el primer cuarto del siglo XX, coincidiendo con la aparición de la Fenomenología y el desastre de la Segunda Guerra Mundial.

En esta ocasión, un siglo después de los acontecimientos que marcaron el inicio de una época, nuestra editorial les presenta las aportaciones en español de un elenco muy diverso de autores, cuyos trabajos originales rescatan la presencia de la pensadora en la filosofía del siglo XXI. Con un esmerado cuidado, con un especial celo y rigor, los coordinadores de este monográfico, Eduardo González di Pierro, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), en Morelia, México, y Carlos Viaña Rubio, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), en Lima, Perú, nos proponen un catálogo que refleja el estado de la cuestión ochenta años después.

Entre sus páginas podrán encontrar una diversidad de enfoques temáticos, históricos y rigurosamente filosóficos, que servirán de base tanto para los lectores que por primera vez se aproximen a la obra de Edith Stein, como para el personal docente e investigador que se dedica a la extraordinaria figura de este personaje y de la historia de la filosofía fenomenológica.

La estrecha colaboración entre diferentes universidades, centros de investigación y archivos, siempre ha sido uno de los objetivos prioritarios de nuestra línea editorial, mostrando la pluralidad e internacionalización de las relaciones académicas que se establecen entre América Latina y Europa, siendo una muestra del rigor con el que el conocimiento es transferido a través de las redes institucionales. En este caso, obedeciendo a criterios estrictamente académicos, contamos con la colaboración de los Edith-Stein-Archiv de Colonia; de la Pontificia Universidad Lateranense de Roma; de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), en México; de la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC); de la Universidade Federal de Uberlândia (UFU), en Brasil; de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), en México; de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), en Lima, Perú; de la Albert-Ludwig-Universität Freiburg, en Alemania; de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), en México; de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), en Bogotá, Colombia, y del Instituto de Investigaciones Filosóficas “Luis Villoro”, en Morelia, México.

La aparición de este monográfico extraordinario es un acontecimiento internacional e histórico, cuyas repercusiones académicas e institucionales sobrepasan las fronteras transnacionales para redefinir un marco de colaboración en torno a la figura de la pensadora breslava, testigo excepcional de los acontecimientos que marcaron el devenir de Europa y el origen del pensamiento fenomenológico.

Con un minucioso y cuidado trabajo, en perfecta paridad, los autores que configuran este monográfico detallan el testimonio actual de una permanente investigación, cuyo objetivo principal es el rescate del legado intelectual y filosófico de una de las principales filósofas del siglo XX. La vigencia de este legado no es una mera arqueología, sino el fondo inconcluso en el que reactivar la filosofía inacabada de un periodo crucial para entender el curso actual de las coyunturas históricas y filosóficas que definen nuestro mundo de hoy.

Tal como nos recordaba Urbina en el capítulo 9 de Orden oculto. Ensayo de una epistemología fenomenológica, la epistemología fenomenológica reconoce la pluralidad y diversidad de formas de conocimiento. En la vida de Edith Stein hay dos “momentos”: el momento de la ciencia y el momento de su trascendencia. Primero, la discípula de Husserl colabora en la edificación de la fenomenología como ciencia, ordenando con rigor los materiales de Husserl sobre el tiempo y elaborando una teoría fenomenológica de la empatía. Después, en un segundo momento, Stein trascenderá la ciencia en una mistagogía: una conducción al misterio. Con ello, la filósofa cumple el octosílabo que Juan de Yepes, o de Fontiveros, también llamado San Juan de la Cruz, repite insistentemente en uno de sus poemas: “Toda ciencia trascendiando”.

La cuestión planteada, en términos de una epistemología fenomenológica, vuelve a ser la misma: si bien en el conocimiento artístico cabe una experiencia estética, ¿cabe, en el conocimiento religioso, una experiencia de la trascendencia? ¿Es posible, pues, alguna forma de experiencia de la Transcendencia Absoluta?

Edith Stein nace en 1891, en Breslau. Estudia psicología con Stern y filosofía natural con Hönigswald. La crisis del psicologismo le conduce inevitablemente a la fenomenología de Husserl. Su función de profesora asistente, en Göttingen, le permite conocer a Reinach y a Max Scheler. Su doctorado, suma cum laude, con una tesis sobre la Einfühlung, la empatía, le conduce al momento de la ciencia. Entre 1916 y 1918, ordena y elabora (Ausarbeitung) los manuscritos de Husserl sobre el tiempo, y reelabora los manuscritos de los volúmenes de Ideas.

El resultado de esa Ausarbeitung de los textos de Husserl fue el libro Lecciones sobre una fenomenología de la conciencia íntima del tiempo, editado por Martin Heidegger en el Jahrbuch de Husserl, en 1928, cuando Stein ya había dejado el círculo del maestro y emprendía su propio camino con las Quaestiones disputata de veritate de Tomás de Aquino.

En abril de 1926, Husserl hizo llegar a Heidegger la propuesta de la edición del texto sobre el tiempo, con la base de la elaboración de 1917 de Edith Stein. Este hecho coincide con la presentación a Husserl del manuscrito de Sein und Zeit. Heidegger, en su introducción, tal como nos señala Urbina, daba las gracias a la Señorita Doctora Stein por “su división en capítulos y párrafos” del texto estenográfico de Husserl. Este hecho coincidía con la constatación por parte del propio pensador del malentendido y la traición de Heidegger en su comprensión de la idea de intencionalidad.

Es sabido por todos que el 26 de septiembre de 1966, en el célebre cuestionario de la revista Der Spiegel, coincidiendo con el setenta y siete cumpleaños de Heidegger, las diferencias teóricas con el maestro quedarán ocultas en el tono defensivo de la justificación personal. Sin embargo, será en 1973, en el Seminario de Zähringen, donde Heidegger, a instancias de Jean Beaufret, hará patente el origen teórico de sus divergencias con Husserl. Este desacuerdo será decisivo para comprender la deriva posterior del pensamiento heideggeriano y, sobre todo, será crucial para interpretar el sentido de los posteriores desarrollos de la fenomenología.

La intuición que Edith Stein muestra en su búsqueda del lema husserliano “Zu den Sachen selbst” avanza en el conocimiento religioso: el absoluto. Fruto de sus investigaciones sobre la empatía, el principal objetivo que se impone Stein es llegar a Dios “sin método teológico”. La lectura de la autobiografía de Teresa de Ávila le condujo a la respuesta: “Das ist die Wahrheit”, “Esto es verdad”. No era psicologismo, ni una doctrina reduccionista, sino, más bien, una empatía fenomenológica. Con su radicalidad acostumbrada, Edith Stein había llegado a la Geborgenheit, a la seguridad del recogimiento, del encierro, del aislamiento y la soledad, pero en una dunkles Licht, una “oscura luz”: la luz negra de la fenomenología.

De este modo, en el Carmelo, Edith Stein pasaría a ser Teresia Benedicta a Cruce. El resto de los acontecimientos históricos son de sobras conocidos por todos. La sublimación del martirio aportará una unión hipostática, como actualización suprema de lo que fue la mujer en cuanto espíritu, forjando la leyenda de una personalidad que ensalza el cristianismo anónimo.

Frente a la mística, en tanto que experiencia del misterio, devoción y entrega, Karl Rahner, el discípulo de Honecker y Heidegger, prefiere hablar de una mistagogía, de una conducción al misterio. Este término, en su etimología, procede del griego «μυσταγωγια» (mystagōgia); formado por «μυστης» (mystēs), iniciador, «αγωγος» (agōgós) que quiere decir el que impulsa. En la antigüedad clásica, el mistagogo, o hierofante, era el sacerdote que iniciaba en los misterios. Para Rahner la mistagogía de la fe ayuda al ser humano a percibir, escuchar, acoger y entregarse a la Palabra que ya anida dentro de lo más profundo del corazón.

No olvidemos que la mística es muy distinta de la mistagogía. La mística tiene sus raíces en la epistrophé neoplatónica de Plotino y remite a un henoteísmo más que a un monoteismo. Para la mística, el absoluto se manifiesta sin necesidad de revelación. Mistagogía incluye agōgé: “transporte”, “conducción”. En ese transporte al campo del misterio, Edith Stein pudo tener la experiencia de lo transcendente como Trascendencia Absoluta, como lo inimaginable, lo que nos sobrepasa absolutamente, lo que es totalmente otro.

Stanislas Breton, en su libro Philosophie et mystique, sostiene que la religión es un movimiento de descenso, mientras que la mística es un movimiento de ascenso. Stein parece sostener la tesis contraria: el conocimiento religioso es un movimiento ascensional; se inicia en el nivel medio, se centra en el nivel originario, y se abre a la Trascendencia Absoluta. ¿Es posible, pues, alguna forma de experiencia de esta Transcendencia Absoluta?

A continuación, el lector encontrará, en primer lugar, una primera exposición que presenta los muchos legados de la pensadora breslava: el legado filosófico, el legado pedagógico, el legado femenino y el legado personal y espiritual. Inmediatamente, la reconstrucción de la historia de la pensadora tomará como motivo de redacción la posibilidad de un “Diario”, de un recorrido vital que repone el tiempo y la vivencia incompleta. Le seguirá una exposición sobre la finitud e infinitud del espíritu humano a partir de la iluminación en Edith Stein de Alberto Magno. Después, como análisis de los fundamentos teóricos de una escuela, podrán leer un excurso sobre el problema radical del idealismo fenomenológico y la posición de Stein al respecto. Pronto, encontrarán un magnífico análisis de la “empatía” (Einfühlung), en el marco de la psicología y la antropología fenomenológicas.

En el intermedio de este monográfico extraordinario, hallarán las concepciones de nuestra pensadora sobre la filosofía medieval y la filosofía fenomenológica, así como la confrontación entre Husserl y Tomás de Aquino. Para completar el análisis antropológico iniciado, podrán encontrar el problema de la individuación en la antropología filosófica de Edith Stein, tomando como referencia el pensamiento medieval y el estado de la cuestión en Duns Escoto, y haciendo una revisión de algunos de los autores más actuales. Como un precioso y riguroso interludio, dando fluidez y riqueza a este número de EIKASIA, Revista de filosofía, nos encontraremos con una presentación exhaustiva de la actividad de Edith Stein como asistente de Husserl en Friburgo. El relato, estrictamente filosófico, no tendrá desperdicio.

Llegando ya al último tercio de este volumen, les sorprenderá la brillante exposición sobre la constitución esencial de las estructuras de la comunidad, la sociedad y el Estado, a partir de los análisis que Edith Stein realiza sobre la empatía y la solidaridad, y su relación entre el individuo-asociación humana. A continuación, siguiendo el análisis antropológico, y desde una perspectiva pedagógica, descubrirán una exposición sobre la educación. De la antropología integral de Edith Stein se desprende como consecuencia una pedagogía de la misma índole. Veremos, nuevamente, una aproximación pedagógica al final del extraordinario: la empatía como aspecto fundamental de la educación, en relación con el cuerpo como aprehensión de vivencias ajenas y la importancia de la intersubjetividad en el ámbito escolar.

Este monográfico no estaría completo sin una aproximación desde la filosofía de la religión. Por ello, finalizando la propuesta, encontrarán un exhaustivo estudio sobre Edith Stein y la experiencia religiosa. Dentro de las vivencias religiosas, la vivencia mística ocupará un lugar especial en este penúltimo ensayo. Por último, para cerrar el paseo filosófico sobre el pensamiento de la autora, y como no podría ser de otra manera, hallarán una reflexión desde la mistagogía poética de la pensadora, donde la poesía de Edith Stein muestra cómo la Revelación se corresponde con la revelación del lector.

Agradecemos al Dr. Eduardo González di Pierro y al Dr. Carlos Viaña Rubio su generosidad por brindar a EIKASIA, Revista de filosofía, la oportunidad de ofrecer a nuestros lectores un volumen tan excepcional, en cuyos textos vibra el ansia nunca acabada de reactivar las ideas, sin prejuicios ni complejos, mostrando la actualización, siempre inconclusa, del pensamiento vivo, y de la honestidad y el rigor de aquellos que trabajan en el silencio para dar continuidad a la herencia de los grandes pensadores y pensadoras de nuestra época. El agradecimiento es extensivo a las seis profesoras y a los seis profesores que han hecho posible este proyecto, y a las instituciones que representan. Sin ellos, no sería posible mantener firme nuestro compromiso con la Filosofía y con la transferencia de conocimiento. Gracias a nuestros fieles lectores, exigentes, rigurosos y diversos, por alimentar incansablemente este nuestro compromiso. Tal como dijimos en un principio, recordando a Juan de la Cruz: siempre “Toda ciencia trascendiendo”.