Conferencia: No-filosofía, reducción fenomenológica y carne del mundo.
CICLO INTERNACIONAL DE CONFERENCIAS SOBRE PROBLEMAS Y DISCUSIONES FILOSÓFICAS. Universidad de San Buenaventura. Bogotá. Colombia, con colaboración de la UNIVERSITAT DE VALÈNCIA, la UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO, la UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA y la UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA.
13 de junio 2024.
10:00 AM (Colombia). 09:00 AM (México). 05:00 PM (España).
Audiovisual: 01:13:26
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El alma siempre piensa: es una propiedad de estado, no puede dejar de pensar porque se ha abierto un campo donde siempre se inscribe algo o la ausencia de algo.
Maurice Merleau-Ponty.
[Fragmento.]
Lo propio de un pensamiento es lo que busca todavía por decir, su Impensado, que solamente puede revelarse en una reflexión, convirtiéndose en el eco de aquella región que está en-deça u au-delà de la filosofía misma como Institución simbólica racional (Stiftung). En este sentido, en la confrontación con Husserl que Merleau-Ponty llevará a cabo será difícil separar lo que pertenece a cada uno de ellos; más bien, será preciso advertir que las tesis del último Husserl y las tesis del último Merleau-Ponty terminarán confluyendo, precisamente, en aquello que, por primera vez, y únicamente por esta obra del pensar, aflora como lo aún no pensado: su no-filosofía.
A la edición póstuma del curso sobre Philosophie et non-philosophie depuis Hegel habrá que añadir una edición más reciente, pero también fundamental, que llevará por título: La philosophie aujourd´hui (Merleau-Ponty, 1996, p. 37 s.). Será el curso, en principio sin título, que el autor impartirá en el Colegio de Francia, entre enero y mayo de 1959. En este curso, Merleau-Ponty se aproximará, quizá más que nunca, a la sombra inconclusa del maestro, distinguiendo la articulación precisa de su pensamiento en torno a tres ejes principales.
Por un lado, el eje de los descubrimientos en torno a la relación intencionalidad, esencia y facticidad; por otro lado, la regresión idealista de la fenomenología; y, por último, la retractación del idealismo y la profundización en el pensamiento vertical. Estos tres ejes corresponderán a su vez con el periodo inicial de Investigaciones Lógicas; con el periodo idealista, y más ortodoxo, de Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica; y, por último, con el periodo de Meditaciones Cartesianas. En este último intervalo, la investigación sobre las dimensiones verticales aproximará al autor a las nociones de Leib, pasividad e intersubjetividad, que serán, en definitiva, las nociones a partir de las cuales Merleau-Ponty desarrollará toda su concepción de la fenomenología en su aproximación a lo Impensado por ambos pensadores.
La caracterización de una “pasividad originaria” pondrá en tela de juicio la concepción de la reflexión, o reducción trascendental, desvelando esa estratificación escalonada y vertical en la que aparecerá lo no tético en la naturaleza misma de la conciencia y contra la adecuación misma de un espíritu constituyente universal (Merleau-Ponty, 1996, p. 68 s.).
Desde el curso de 1959, y teniendo en cuenta los citados cursos de 1960 y 1961 (Husserl en los límites de la fenomenología y Filosofía y no-filosofía después de Hegel), Merleau-Ponty intentará incansablemente pensar el régimen arquitectónico de un pensamiento vertical, repensando a su vez la noción misma de pasividad frente a la actividad constituyente del “yo”. Desde la región de lo Visible, desde las nociones de sujeto, naturaleza y síntesis activa, ascenderá, o descenderá, puesto que no hay direcciones, a la región de lo Invisible, donde descubrirá el Leib, la hylé y la proto-hylé, y las síntesis pasivas, en definitiva, sus controvertidas nociones de la chair, del quiasmo, y de las wesen sauvages. La fenomenología se habrá convertido en ese recorrido de ida y de vuelta entre lo Visible y lo Invisible. Merleau-Ponty estará más cerca que nunca de eso que había de Impensado en la obra del pensar husserliano. De ahí que en las Notes de travail de su inconclusa obra Le visible et l´invisible, en noviembre del mismo año 1959, confirmase que la filosofía no había hablado jamás de la pasividad de nuestra actividad, es decir, citando a Valéry, de un “cuerpo del espíritu” (corps de l´esprit). Y aquí, me permitiré la licencia de reproducir en toda su extensión la claridad de esta pequeña anotación:
El alma siempre piensa: es una propiedad de estado, no puede dejar de pensar porque se ha abierto un campo donde siempre se inscribe algo o la ausencia de algo. Esto no es una actividad del alma, ni una producción de pensamientos en plural, y ni siquiera soy el autor de este vacío que se hace en mí por el paso del presente a la retención, no soy yo quien me hace pensar como no soy yo quien hace latir mi corazón. Dejar la filosofía de la Erlebnisse y pasar a la filosofía de nuestra Urstiftung… (Merleau-Ponty, 1999, p. 270)[1].
La conclusión será radical, rotunda y definitiva: salir de la filosofía de las vivencias (Erlebnisse) y pasar a la filosofía de nuestra institución originaria de sentido (Urstiftung), es decir, de nuestra protofundación o protoinstitución. En definitiva, su propuesta anunciará la necesidad de prescindir de un pensamiento “horizontal”, de una filosofía de la conciencia, aplastantemente configurada en un pensamiento de survol, y ascender “verticalmente” en busca de la estratificación originaria donde resituar la «no-filosofía» de lo impensado, tanto por Husserl como por él mismo y por toda la tradición de una filosofía cuyo origen, exigencia y necesidad sólo puede presentarse como filosofía fenomenológica. Tal radical pretensión pasará por aquel dérèglement que el mismo Rimbaud ejemplificase, anunciado por esa extraña y providente misiva merleau-pontiana que tantas resonancias trae al pensamiento contemporáneo: «no soy yo quien me hace pensar como no soy yo quien hace latir mi corazón».
El mismo Husserl, en sus últimos trabajos, y contra el supuesto idealista que había sostenido en el periodo de Ideas, apoyará este combate contra la filosofía de la conciencia. El descubrimiento de la subjetividad como Leib quinestésico, la transposibilidad de las síntesis pasivas frente a la posibilidad de las síntesis activas, y el horizonte ineludible de la “interfacticidad” frente a la intersubjetividad de la identidad simbólica, terminarán por distinguir un pensamiento vertical en su propia genealogía de la verdad, y la filosofía de Merleau-Ponty acabará por convertirse en «no-filosofía», cuyo objeto de estudio será, en definitiva, el fenómeno en cuanto fenómeno, es decir, ese “ser salvaje” (être sauvage), vertical y ontológicamente primero, que ocupa el dominio mismo de lo Invisible en el límite más extremo de la epokhê.
[1] “L´âme pensé toujours: c´est en elle une propriété d´état, elle ne peut pas ne pas penser parce qu´un champ a été ouvert où s´inscrit toujours quelque chose ou l´absence de quelque chose. Ce n´est pas là une activité de l´âme, ni une production de pensées au pluriel, et je ne suis pas même l´auteur de ce creux qui se fait en moi par le passage du présent à la rétention, ce n´est pas moi qui me fais penser pas plus que ce n´est moi qui fais battre mon cœur. Sortir par là de la philosophie des Erlebnisse et passer à la philosophie de notre Urstiftung…”. Merleau-Ponty, M. (1999). o. c., p. 270.
[…] CONFERENCIA:NO-FILOSOFÍA, REDUCCIÓN FENOMENOLÓGICA Y CARNE DEL MUNDO.Luis Álvarez Falcón.Universidad de Zaragoza.España. […]