[Conferencia inaugural La Espacialización del Tiempo. Ciclo de conferencias Conversaciones en torno al Espacio/Tiempo, vinculadas a la exposición de Santiago Arranz «Espacios de Tiempo», celebrada en el Centro de Historias de Zaragoza, bajo el auspicio del área de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, España. 29 de febrero de 2024.]
El audiovisual que podrán ver a continuación es propiedad del Centro de Historias del Ayuntamiento de Zaragoza. No es una intervención académica. Está dirigida a todos los públicos.
Gracias al Centro de Historias del Ayuntamiento de Zaragoza, España.
Gracias a la Fundación Arranz Raso.
Gracias a la ciudad de Zaragoza. Inmortal.
Duración: 01:01:46
Próxima publicación: Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación Nº 198 | Año XXVII, Vol.198, 2025, Buenos Aires, Argentina [En programación].
Presentación: próximo XIX COLOQUIO INTERNACIONAL DE INVESTIGADORES EN DISEÑO, 2 de agosto de 2024, Buenos Aires, Argentina, en el marco de la XVIII Semana Internacional de Diseño, bajo el auspicio de la Universidad de Palermo y con la colaboración de la Universidad de Mendoza, Argentina.

Filosofía y Arte. La espacialización del tiempo.

Luis Álvarez Falcón.

Presentación.

Esta aproximación es una breve exposición descriptiva sobre el fenómeno de espacialización del tiempo en la experiencia artística. Este fenómeno se exhibe con excepcional patencia en la música, en el ejercicio de la escucha, pero en el diseño arquitectónico constituye una de las condiciones de posibilidad del despliegue del espacio, de su vivencia y de su habitabilidad.

No es necesario tematizar este dinamismo para ponerlo en ejercicio. De hecho, la historia del arte nos muestra una diversidad de recursos que explotan la efectividad de esta dinámica sin necesidad previa y consciente de su tematización. El análisis descriptivo de la filosofía fenomenológica, en paralelo a la física y a las vanguardias artísticas contemporáneas, permite ampliar esta efectividad, siendo conscientes de todas sus posibilidades prácticas de aplicación, tanto en el espacio general de las artes como en el diseño en todas sus formas.

Es preciso distinguir dos pares conjugados que afectan tanto al arte como a la filosofía. Se trata de la antigua distinción escolástica entre “ejercicio” y “representación”; lo que los medievales denominaban in actu signato e in actu exercito. Esta distinción es fundamental en la filosofía aristotélica y en la escolástica tomista. Nos ayuda a entender cómo las capacidades o potencias se relacionan con sus manifestaciones concretas en la realidad. De este modo, podemos comprender la dinámica entre lo que un agente es capaz de hacer y lo que realmente hace en un momento dado.

Desde la filosofía, en primer lugar, distinguiremos entre un plano in actu signato, en el que la filosofía explora las capacidades de su propia representación, y otro plano, in actu exercito, en el que la filosofía se muestra en permanente ejercicio, explorando su potencialidad, tal como ocurre en la filosofía fenomenológica desde su intento de sistematización a principios de siglo XX.

Del mismo modo, en el arte, el productor puede poner en ejercicio dinamismos de los que no tiene suficiente representación, o que ni siquiera ha sido necesario tematizar para ser puestos en ejercicio. De ahí que la noción de “creatividad”, entre otras nociones, sea un concepto todavía oscuro, de “grano grueso”, que muestra el dominio del artista para llevar al ejercicio aquellos mecanismos que no tiene que conocer para hacerlos efectivos y actuantes.

Desde la relación Arte-Filosofía, en su representación y en su ejercicio, es preciso distinguir cuatro mecanismos potenciales que hacen del arte una forma de compensación, emancipación, subversión y diversión.

El arte tiene la capacidad de compensar aspectos de la vida que pueden faltar en otros ámbitos. Por ejemplo, puede ofrecer una compensación emocional, una satisfacción estética o una sensación de pertenencia. Para muchas personas, el arte sirve como un refugio donde pueden encontrar expresión para sus emociones, ideas y experiencias, proporcionando una forma de indemnizar las carencias o frustraciones en otras áreas de sus vidas [Mecanismo de Compensación].

Por otro lado, el arte puede desafiar las normas sociales y culturales establecidas, liberando a las personas de las restricciones impuestas por la sociedad. A través del arte, se pueden explorar nuevas ideas, identidades y formas de ser que pueden no ser aceptadas o posibles en otros contextos. El arte como emancipación puede empoderar a las personas al permitirles cuestionar y resistir las estructuras de poder existentes [Mecanismo de Emancipación].

Además, el arte tiene un potencial subversivo al desafiar las concepciones convencionales de la realidad y la verdad. Puede socavar el statu quo al cuestionar las narrativas dominantes, exponer injusticias y provocar reflexión crítica. El arte subversivo a menudo busca desestabilizar el orden establecido y fomentar el cambio social al desafiar las estructuras de poder y las instituciones dominantes [Mecanismo de Subversión].

Por último, el arte también tiene la capacidad de proporcionar entretenimiento y placer estético, ofreciendo una vía para escapar de la realidad y disfrutar de experiencias sensoriales gratificantes. La diversión en el arte puede manifestarse de diversas formas, desde la comedia y el humor hasta la belleza visual y la emoción estética. Esta función del arte no solo proporciona un alivio momentáneo del estrés y las tensiones de la vida cotidiana, sino que también puede promover la conexión social y el disfrute compartido [Mecanismo de Diversión].

Las relaciones espacio-tiempo son desplegadas desde el ejercicio del arte, contribuyendo a la modulación de nuestra experiencia y de nuestra vivencia de la espacialidad y de la temporalidad. Son el núcleo duro de la resistencia del arte a la teoría, y la base de la compensación, emancipación, subversión y diversión que caracterizan la creatividad y la invención del artista, su genialidad y su capacidad de transformar la realidad.

A continuación, reuniré estas consideraciones en dos bloques temáticos, que se corresponden con dos niveles de análisis bien diferenciados. Desde una perspectiva escalar, el nivel de análisis de grano grueso se refiere a un enfoque más general y global, dentro de los ámbitos del arte y de la filosofía (conceptos introductorios), mientras que el nivel de análisis fenomenológico, de grano fino, se centra en aspectos más detallados y específicos del fenómeno planteado (descripción fenomenológica). Ambos enfoques son críticos y complementarios, y su elección depende del objetivo de nuestra investigación, un esbozo filosófico, y de la naturaleza del fenómeno que estamos estudiando.

En primer lugar, abordaré los conceptos introductorios necesarios para entrar en una descripción puramente fenomenológica. Estos conceptos no están elegidos al azar, sino en el marco de la vivencia del espacio y del tiempo en el arte y en la filosofía. Para ello, he elegido cuatro nociones críticas que representan nódulos conceptuales para la teoría estética, para la filosofía del arte y para la práctica artística: intervención, instalación, emplazamiento y acontecimiento. La naturaleza de estas cuatro nociones sobrepasa el ámbito artístico, representando cuatro problemas cruciales para la filosofía fenomenológica.

En el contexto fenomenológico, una intervención se refiere a una acción o evento que interrumpe, modifica o transforma nuestra experiencia habitual y cotidiana del mundo. La fenomenología considera cómo estas intervenciones afectan a nuestra percepción, conciencia y comprensión del mundo que nos circunda y rodea. Esto puede incluir eventos inesperados, encuentros significativos o experiencias que desafían nuestras expectativas preconcebidas.

De igual modo, una instalación es más que una simple disposición de objetos en un espacio determinado. Representa la creación de un ambiente o situación que invita a la experiencia inmersiva y participativa. La fenomenología se interesa en cómo las instalaciones afectan nuestra percepción del espacio, nuestro sentido del cuerpo y nuestra relación con los objetos y con otros espectadores presentes en el entorno instalado.

El emplazamiento se refiere a la disposición y ubicación de sujetos, objetos o elementos en el espacio. Desde una perspectiva fenomenológica, el emplazamiento no es simplemente una cuestión de colocación física, sino que también implica considerar cómo la disposición espacial influye en nuestra experiencia y comprensión del mundo. Esto puede incluir la forma en que los objetos se relacionan entre sí, la atmósfera del espacio y la forma en que nos movemos y nos relacionamos con el entorno emplazado.

Por último, cuando hablamos de un acontecimiento no nos limitamos a un evento temporal, sino que tal acontecimiento implica una ruptura en el flujo habitual de la experiencia, que abre nuevas posibilidades de comprensión y significación. La vivencia de los acontecimientos puede ser tanto una vivencia interna como la constitución de la exterioridad, y la fenomenología se interesa en cómo estos momentos de ruptura y transformación afectan a nuestra conciencia y a nuestra relación con el mundo circundante.

Una vez hecha esta disquisición conceptual, pasaré a un análisis escalar de “grano fino”: la descripción de aquellos dinamismos de los que el ejercicio no precisa de representación o tematización para ser efectivo. El desarrollo de esta segunda parte será estrictamente fenomenológico, describiendo las consideraciones sobre la espacialidad del tiempo (tiempo y espacio), la dialéctica entre “lo lleno” y “lo vacío”, la simbolización, y la Institución y la Historia.

De este modo, abordaré algunas de las cuestiones que la fenomenología contemporánea ha desplegado en torno a la modulación del espacio y del tiempo en las condiciones que hacen posible nuestra experiencia, en sus dinamismos y en sus efectuaciones, examinando cómo experimentamos el tiempo, considerando no solo la linealidad temporal, sino también la forma en la que el pasado, el presente y el futuro se entrelazan en nuestra experiencia como una red de intencionalidades. Esto implica explorar cómo la memoria, la anticipación y el momento presente interactúan para dar forma a nuestra experiencia temporal y espacial.

Describir fenomenológicamente los dinamismos y efectuaciones con los que constituimos la realidad desde la espacialidad y la temporalidad, radica en comprender cómo nuestra experiencia del mundo se forma, y se transforma, a través de la interacción entre el espacio, el tiempo y nuestra conciencia. Ello conlleva la comprensión de la experiencia humana en su totalidad, reconociendo la intersubjetividad, la corporeidad y la diversidad de niveles y perspectivas que influyen en nuestra percepción, simbolización y comprensión del mundo y de su institución como Historia.

La exposición que les presento a continuación es, en primer lugar, una invitación. En tanto esbozo filosófico, es un material de trabajo e investigación. Marca una línea de exploración coherente con la teoría estética, con la filosofía del arte y con la filosofía fenomenológica. Esta línea de exploración puede ser desplegada en otros niveles de análisis, desde la práctica artística hasta otras disciplinas, ampliando su representación y la experiencia de su ejercicio, siempre guardando el imperativo de no transcategorizar, o confundir las escalas de análisis en las que aparecen los fenómenos, en toda su amplitud. No incurriendo en confusión de escalas, reduccionismos, naturalismos, positivismos, historicismos, entre otros tipos de deformaciones coherentes, o anamorfosis. En tanto esbozo, es una fórmula filosófica incompleta, pero expresión de una sistematización que está todavía por hacer.